Muchas tardes, después de un rato de pesca, “el abuelo me llevaba a su casa”. Allí el joven narrador de esta historia comprenderá, mucho mejor que frente al mar, lo que significa ser un pez herido por la “crueldad sin retorno” del anzuelo.
Un joven decide poner un anuncio en el que se puede leer: “Se hacen biografías sonoras”. Necesita dinero y piensa que puede aprovechar así los miles de canciones que ha ido descargando en los últimos meses.
El ángulo ciego, ese punto que el espejo de un automóvil no consigue reflejar, era el espacio íntimo que el padre de Martín, protagonista de esta novela, construyó para defender lo más valioso de su existencia: sus sueños
«Los peces negros es una novela que nos devuelve la verbalidad matemática de la Marguerite Duras anterior a El amante o la esencialidad de Fleur Jaeggy, para contarnos una historia dominada por el deseo, o mejor dicho, por el deseo y por la carencia del deseo.»
Vino habla del amor en un paisaje de viñas y cepas, pero es también la historia de un conflicto familiar que velará a sus protagonistas en carne viva. Durante unas vacaciones en un pueblo de la Rioja, un joven …